viernes, 18 de enero de 2008

Recorriendo “La vía láctea” con Luis Buñuel.

Filmeweb.net :: Recorriendo "La vía láctea" con Luis Buñuel.

A finales del año 2007 salió a la venta la edición en DVD, por parte del Criterion Collection de una película temprana en la obra de Luis Buñuel, "La vía láctea" (La voie lactée), aparecida para su exhibición pública en el año 1969. Buñuel encuentra en ella ocasión para dar despliegue a las inquietudes que guardaba sobre la religión, focalizadas en el caso del cristianismo, así como de los profundos conocimientos que obtuvo después de serias investigaciones teológicas.

¿Señalización simple de los vicios del cristianismo como institución antes que religión, a la manera de diversas intervenciones de corte sociológico o político, o bien de la mano de un historiador? No.

Buñuel utiliza su lente para plantear las divergencias conceptuales que de y en principio resultaron del proceso de consolidación de lo ahora conocido como cristianismo, conservadas en y por su discurso hasta nuestros días. No es por tanto que su cámara enfoque al cristianismo según su actual y poliforme manifestación en la vida social, aparte de la labor social que constituye el consejo y consuelo espiritual.

Prefiere en cambio mostrar las líneas de tensión (contradicción) activas en el logos cristiano, en las razones que se ofrecen para su preferencia, en las ideas pilares que parecieran excluir las fracturas, en fin en las verdades profesadas con carácter absoluto. Buñuel pone y hunde su dedo en las llagas que no pueden sanarle al discurso del cristianismo. ¿Cómo? Utilizando el mismo medio, el logos. Así, "La vía láctea" no se vale de lo visual para generar la controversia, no utiliza la imagen escandalosa para asegurarse la polémica. Su recurso por el contrario es facilitar el libre fluir de las discusiones, de los logos que se enfrentan con distinta intensidad en uno u otro punto de la película, sin que los escenarios o lo visual atrapen la atención y terminen por convertirse en el contenido.

Lo que no quiere decir que haya una falta de cuidado visual o de la construcción de escenarios, ni tampoco la carencia de metáforas o simbolismos que corren a cargo de lo visual.

¿El surrealismo? Atraviesa la película de principio a fin; no a la manera de las elucubraciones o premoniciones del ensueño, sino de un modo más sutil en el tratamiento de lo enigmático. Al inicio el hecho básico de toda la película a partir del cual se alinean todos los demás: dos peregrinos que en la época moderna emprenden el camino a Santiago de Compostela. Al inicio también la primera llamada del surrealismo: un misterioso personaje sale al encuentro de los peregrinos y les profesa tener a cada uno un hijo con una prostituta, después desaparece.

¿En la época moderna? Sí, porque el surrealismo afecta a la película también en su disposición temporal: en un momento la modernidad, en otro una escenificación de la vida de Cristo, en otro un punto de la edad media y en otro, en fin, un cruce de tiempos donde personajes de distintas épocas pueden coexistir. Dado que la película tiene como hecho base un peregrinaje a Compostela bien su nombre pudo haber girado en torno a ello, no obstante es su constante ir y venir en el tiempo y en el espacio el que hace más apropiado el título de "Vía láctea".

Rápidamente aparecen los enfrentamientos discursivos y la controversia. Hay énfasis en los que libran el sentido común y el logos cristiano: el cuerpo de Dios está en la ostia afirma un padre; pero si su interlocutor alega su incredulidad de inmediato el sentido común pide la palabra: ¿si así fuera en qué se convierte Cristo en el estómago? Tienen lugar las ideas de los grupos herejes (al cristianismo). Buñuel remonta al tiempo de formación del cristianismo en el imperio romano, presentando un grupo que profesa una variante de la idea de Dios que no tuvo el éxito que al final recibió el cristianismo tal como se conoce hoy día.

Para éste lo importante es la liberación del alma creada por Dios sometida al encierro del cuerpo creado por el diablo, para lo cual es preciso someter el cuerpo a los placeres de la carne. Diferencia clara entre un cristianismo que censura el cuerpo y un grupo hereje que a pesar de considerar el cuerpo una prisión se abre a todos los placeres dionisiacos, lo cual lo vuelve quizá más complejo que el dogma cristiano. La señalización de estas diferencias entre un cristianismo acabado como se nos presenta actualmente y sus herejías dispersas en el tiempo, es parte fundamental de la arquitectura de "La vía láctea".

La presentación de las herejías permite desmembrar al cristianismo en sus momentos constitutivos y asumirlo como el resultado de un largo proceso que no estuvo y está exento de fricciones. Se permite incluso imaginar la posibilidad de que el cristianismo fuese de otra forma si uno u otro movimiento hereje hubiese tomado fuerza en las preferencias espirituales. Buñuel utiliza el camino a Santiago de Compostela para mostrar en el tiempo y en el espacio esos momentos integrantes del cristianismo, sus conflictos, superaciones e incorporaciones. Más aún, el tiempo y el espacio pierden su continuidad lo que permite al realizador poder enfrentar y poner en discusión lo que de suyo se separaba.

La implicación directa de esta intención es, por supuesto, la destrucción del cristianismo (como de cualquier otra religión) como poseedor de las verdades eternas, absolutas y dogmáticas, mostrándolo en cambio como una producción social. En el momento que "La vía láctea" fue concebida, en Francia se afirmaba por muchas voces la muerte de la religión y de dios, volviendo todo aspecto de la vida social de pertinencia "política". Buñuel rescata el tema y lo pasa al frente, no desdeña ni da vuelta al intrincado asunto de la fe, ni lo circunscribe al alcance de alguna teoría política, muestra en cambio su complejidad que bien empieza por el recuento y estudio de los varios momentos constitutivos.

La exposición de las herejías se organiza según el propósito de dar cuenta de seis misterios intrínsecos al logos cristiano, acción programática que constituye la segunda característica básica de la arquitectura de "La vía láctea". ¿Dios es uno o tres (¿La Santa Trinidad? ¿Jesús es Dios y/o hombre? ¿La transustación de Cristo (en la ostia, por ejemplo)? ¿Las elecciones que se toman son realmente libres o comandadas por Dios (doctrina de la gracia)?... En torno a este tipo de "misterios" es que se enfrentan bien las herejías y el dogma del cristianismo, bien las herejías entre sí, bien en sentido común con cada uno de ellos.

Así mientras el dogma establece que la existencia de Dios se garantiza por simple sensatez y esto a su vez por mero estatuto, un ateo (insensato) responde: "…Todas las religiones parten de un falso principio… en la necesidad de un falso creador… que jamás ha existido… Pero si alguna de ellas merece más particularmente nuestro odio… es la religión bárbara del cristianismo… Tú crees en un dios vengativo… Ese Dios tuyo no es más que una quimera… un fantasma inventado por la maldad de los hombres. Cuyo único objeto es engañarlos, o armarlos los unos contra los otros… Ese fantasma endiosado no es más que una patraña inventada por unos cuantos arribistas".

Si el dogma afirma que hay un Dios en tres personas (el Padre que no fue creado ni engendrado, el Hijo que no fue creado pero si engendrado, el Espíritu Santo que no fue creado ni engendrado pero procede del Padre y del Hijo), un hereje responde: "¡Dios es uno!... Un dios único no puede ser partido en tres diferentes… Fue el padre y no el hijo quien se encarno y sufrió".

"La vía láctea" se conserva a casi cuarenta años de su creación como un documento visual cuya importancia reside en la audaz manera de tratar el espinoso tema de la fe (cristiana). Sin duda su genética surrealista le concede la posibilidad de explorar caminos narrativos que aún hoy día resultan innovadores quizá porque, como lo consideran algunos historiadores de las ideas, el surrealismo fue tal vez la última gran vanguardia. No es sólo el tratamiento de las formas el que distingue a la película sino el de los contenidos y la correcta adecuación de unos y otros.

¿Insultante? Esa injuria sólo puede venir de un rígido marco dogmático que se ve afectado. ¿Ilustrativa? Un calificativo que bien queda a los espíritus académicos. ¿Imaginativa? Para el gusto de aquellos cansados de gastadas formas de narración. ¿Compleja? Eso siempre depende de quién lo diga. ¿Llena de metáforas? Demasiado simple pensarlo, la película se vale más de la confrontación que de la comparación. ¿Política? Si se quiere, pero la política no la agota. Pero, ¿por qué circunscribir una obra surrealista a uno u otro adjetivo?

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