«Nadie discute que la gente obtenga bienestar y consuelo de la religión. Si un ser querido muere, por supuesto que es alentador sentir que está en alguna parte interesándose por uno y que algún día lo volveremos a ver. Pero lo que es alentador no es necesariamente cierto, y es una especie de cobardía intelectual decir:"Debemos dejar que la gente se revuelque en sus ilusiones, porque eso los consuela". Creo que eso es ser condescendiente.»
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